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martes, 29 de marzo de 2011

De AMARRES...YUYUS...y MAGIA A CRÉDITO..

No hay milagro que no podamos conseguir.
En todas las épocas la humanidad asimiló de mala manera sus fracasos e hizo de todo para superarlos, pero ese “hacer de todo” tan a lo bestia, se podía, quizá,  entender por unos conocimientos atrasados,  sus culturas arcaicas o sus religiones sangrientas. La humanidad procedía según su desarrollo del momento y, la mayoría, actuaban en conformidad con su “fe”. Aunque claro está que de esa fe,  de esa credulidad, muchos, para empezar los mismos que la impulsaron,  sacaron su buena tajada. Pero ahora no le podemos echar la culpa de nuestros actos a nuestra ignorancia, ni a que no tenemos más luz que el candil por la noche y a través de las sombras nocturnas, mirando por la ventana, vimos volar a la bruja del pueblo.

Os estoy metiendo este rollo, a cuento de lo que me ha explicado  hoy mi amiga Evorah, que me parece ser una persona inteligente, seria y honesta, algo muy raro trabajando entre el montón de videntes de última generación que andan sueltos por ahí. Ella no es la primera que me explica una historia parecida, ni será la última me temo.
Resulta que E. tiene un cliente que ha sido recientemente abandonada por su novio y, llevada por una comprensible desesperación, ha acudido al milagrero de turno para que solucione su problema:   2.500 € le cuesta la broma, (de los cuales ya le han hecho pagar por anticipado 1.700 €). Aunque todavía no sabemos si el novio ha vuelto con ella o sigue desaparecido. 

Aquí no acaba la cosa: también me explica E., que en una popular cadena de tiendas “milagrosas” ubicadas en una ciudad capital de nuestro país (no os preocupéis por que se extiende la mancha por todas partes)  se venden los “amarres” por catálogo:
5.000  €, que debe ser la categoría más baja. Otro de medio ranking que vale 7.000 €,  y el que ya, por el precio,  debe asegurarte  los goces celestiales y hasta la próxima reencarnación: 11.000 €.
Los precios dados son tarifas del 2009. Y la gente, gente con una cultura, parece que sigue tragando el anzuelo y pagando.  ¿Pero qué no saben todavía que esto es una estafa?

Toda la vida hubo la vieja sabia del pueblo que le daba su tratamiento a la moza para que no se preñase, sin duda también harían otras cosas para asegurarle el novio, pero de la cuantía de ahora...¿Quizá antaño teniamos más tolerancia a las frustraciones?  A los católicos nos esplicaban, y a algunos les funcionaba,  aquello de la “resignación cristiana”, o es que teníamos más aceptación de que había vicisitudes de la vida con las que había que apechugar (conste que no soy católica practicante) pero ahora… ¿Qué nos pasa ahora?

Soy la primera en poner una velita para limpiar energías (pero velitas blancas, nada de velones a omnipotencias desconocidas) ¿Por San Juan nos hace gracia encender más velitas en la playa, porque nos traerá suerte? Bueno, siempre que no provoquemos un incendio,  como además le sumamos el “cremat” resulta amistoso y divertido. Pero eso no hace ningún daño ni me arruina. Y hay un límite.  
Sin embargo, suponiendo que estos “yuyus” consigan que vuelva alguien que ha dejado de amarnos, nos curemos de la impotencia, que no nos falte trabajo , nos aprecie nuestro jefe y encima nos vuelva a crecer un pelo sano y lustroso… Vale, estamos en una democracia y cada cual puede gastarse el dinero como mejor le plazca, pero por favor, estos ritualitos nunca podrían valer estos precios… ¡que os están robando descaradamente! 
Todavía más dramático: prometer la curación de una enfermedad grave, eso es aprovecharse de vuestro infortunio. Y si os llegáis a curar será por que vuestra propia sugestión, vuestra fe, habrá puesto en marcha desconocidos resortes de vuestra mente. Casos así de remisión espontánea se han  dado, pero es un terreno de la mente poco conocido, que no a todos les sirve y algunos han pagado carísimos tratamientos para nada.

Por si hay alguien que esté leyendo esto y sienta la tentación de recurrir a un ritual maravilloso y salvador, os dejo estas líneas que ha sacado de un libro de John Blofeld. Se llama “la puerta de la sabiduría” y este fragmento pertenece al capitulo “Aceptar la vida como es”…
“La pesadumbre y la ansiedad no tienen cabida en una mente alimentada por el recuerdo diario de la simple verdad de que no puede existir lo suave sin lo áspero, ni lo alto sin lo bajo… Destrucción y creación son las dos caras de una misma moneda”

Bien, no todos podemos ponernos en la Vía del Tao, que es una de los temas que habla este libro; pero si podríamos aprender a  aceptar que si una cosa no sale…pues no sale y hay que someterse a ello. 
Esto es muy válido para esos amores tan sublimes y abnegados que pretenden manipular a golpe de magia, y mucho dinero, la voluntad de otra persona. Si en última instancia conseguís que vuelva con vosotras/os el o la ex, que no os quepa duda de esto: ni ese es el amor puro que os creéis,  ni lo que hicisteis fue un juego limpio. Y una mala apuesta, tarde o temprano, pasará la factura.